El pasado post comenzábamos con una introducción
sobre la importancia que tiene el apego desde que nacemos o la relación entre
el apego infantil y las posteriores reacciones emocionales.
Hablábamos sobre Bowlbly, pionero en las teorías del
apego, por ello y debido a su importancia me gustaría continuar por este “gran
camino”. Seguro que en alguna ocasión habéis escuchado u oído hablar que
existen diferentes tipos de apego. Bowlbly los clasificó de la siguiente manera:
-
APEGO
SEGURO
A través de este tipo de apego los niños tienden a
percibir a sus padres o cuidadores como base segura, pudiendo cubrir y
satisfacer sus necesidades fisiológicas, y emocionales.
La persona “cuidadora” muestra sensibilidad, cariño y protección ante las
señales del bebé, permitiendo así desarrollar un sentimiento de confianza y un
vínculo positivo.
-
APEGO
INSEGURO:
Apego
resistente: el niño
tiende a explorar poco mientras se encuentra con la figura cuidadora, tiende a
responder con inquietud ante la separación, mezclando comportamientos de apego
con muestras de resistencia o enfado (muestran una ambivalencia en su regreso).
Suelen percibir a los padres como imprevisibles.
Apego
evitativo: no
muestran ansiedad ante la separación, evitando o ignorando el regreso de la
madre. Este tipo de apego suele darse cuando el cuidador deje de atender las
señales de protección del niño o bebé, por tanto, dejan de percibir a sus
padres como base de seguridad o confianza.
Apego
desorganizado: este
tipo resulta de una combinación del apego resistente y evitativo. Ante este
tipo de apego, los más pequeños se suelen mostrar confusos, desorientados o con
ansiedad.
¿Qué repercusiones creéis que tienen los distintos
tipos de apego en el desarrollo de los niños? ¿Cómo creéis que podemos
estimularlo? ¡El próximo post
continuaremos por aquí!
“Todas nuestras
vidas empezaron con el
afecto humano como
primer soporte.
Los niños que
crecen envueltos en afecto,
sonríen más y son más amables.
Generalmente son
más equilibrados.”
Dalai Lama
Ana
Madueño
Psicóloga