Muchas veces nos llegan preguntas sobre cuál será la reacción de mi hijo si me separo, por ello
vamos intentar aclarar cuales
son las reacciones más habituales según la edad de nuestros hijos. Comenzamos con los menores
de 5 años, dicha etapa es un periodo
crítico para el desarrollo infantil, lo habitual es que presenten un malestar
profundo, ansiedad ante la separación, miedo al abandono, en algunos pequeños
suele darse la pérdida de hábitos ya adquiridos, por ejemplo control de
esfínteres. Es positivo hablar con ellos de que no tienen nada que ver con la
situación, evitar que se sientan culpables. Entre los 6 y los 8 años suelen
presentar sentimientos de tristeza, inseguridad y miedo, la necesidad de estar
con ambos es total. En ocasiones suelen presentar peores notas, peleas con
otros niños, aislamiento, fantasía, suelen no querer separarse del progenitor
con quién viven, es necesario darles tiempo para que se adapten a la nueva
situación familiar. Entre los 9 y 12 años tienden a culpar a uno de los
progenitores de la situación. En ocasiones se enfadan por cómo ese hecho va a
cambiar sus vidas, por ejemplo si uno de los progenitores vive lejos porque le
van a ver menos o si no paga la pensión porque saben que el dinero es necesario
para vivir. Por ello, es importante que ambos progenitores mantenga una
relación continua ayudándoles y supervisando su entorno social y escolar. En la
adolescencia suelen afrontar mejor el divorcio, cuentan con una mejor capacidad
de comprensión así como con el apoyo de iguales y adultos. Suelen presentar una
conducta contradictoria de autosuficiencia y dependencia, por ello es
fundamental mantener ciertas normas de convivencia.
Hemos de destacar que es
fundamental cómo reacciones los padres ante la separación puesto que ello
determinará el equilibrio fundamental emocional sus hijos.
No hemos de dejar de lado
el impacto que supone, tanto para la madre como para el padre, la separación.
Suelen experimentar emociones muy variadas desde la angustia, miedo,
preocupación, tristeza, desconcierto hasta la tranquilidad. Suelen aparecen
miedos, miedo a perder el afecto de los hijos, a que no entiendan la nueva
situación. La ruptura se suele considerar una de las experiencias más dolorosas
y estresantes que suelen existir, es un proceso largo con las características
propias de cada familia. Sin embargo, nuestros hijos esperan que salgamos
adelante. Por ello la primera, y fundamental, tarea es afrontar cualquier sentimiento de fracaso o
culpa, seguidamente es superar el aislamiento social y emocional. Esta tarea no
es fácil, requiere mucho tiempo poder evitar las reacciones negativas frente a
nuestra ex pareja en favor de una tarea conjunta como padres.
Si tenéis cualquier
consulta, miedo o preocupación aquí estamos para estar con vosotros, intentaremos contestar en la medida de lo posible las preguntas personales que puedan surgir desde aquí.
Buscar lo que uno está preparado para hacer y
encontrar una oportunidad para hacerlo,
esa es la clave de la felicidad.
John Dewey
Ana Madueño
Psicóloga